REYES DE LA NOCHE...

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EN REALIDAD QUIENES SON ESTOS SERES QUE DESDE TIEMPOS ANCESTRALES HAN FASCINADO A LA HUMANIDAD ..SERA ACASO EL DESEO DE VIVIR ETERNAMENTE A TRAVES DE LA SANGRE..QUE EN TODAS LAS CREENCIAS ES LA FUENTE DE VIDA MISMA...O EL DESEO DE PODER ,Y SEDUCCION ,QUE LOS MANTIENE VIVOS.............
ESTE BLOG LO HE CREADO POR QUE ME GUSTA LA UPIROLOGIA(VAMPIRISMO) Y TODO SOBRE ELLOS DESDE SUS ORIGENES ,MITOS, LEYENDAS,HISTORIA, EXPLICACIONES MEDICAS Y PSIQUIATRICAS , CJNE, LITERATURA ,VIDEOJUEGOS ,JUEGOS DE ROL..AQUI PODRAN ENCONTRAR MUCHA INFORMACION SOBRE ELLOS QUE HE RECOPILADO DE DIVERSAS PAGINAS ,,Y UNA QUE OTRA HISTORIA REAL???
SIN MAS DISCURSOS HAGO UNA INVITACION A LOS SERES DE OSCURIDAD A QUE SE REUNAN CONMIGO EN ESTE ESPACIO DEDICADO A LOS INMORTALES REYES DE LA NOCHE...

VAMPIROS :MITO O REALIDAD

VAMPIROS :MITO O REALIDAD

sábado, 20 de octubre de 2007

EL VAMPIRO EN LA CIENCIA

Uno de los primeros en relatar su experiencia con un vampiro de este tipo fue Gonzalo Fernández de Oviedo en su Sumario de la Natural Historia de las Indias (1526), ya que fue mordido por ellos y tuvo que usar el método de los indígenas para curar sus heridas.
En el siglo XVI la ola de superstición desatada hizo que surgieran obras como Los vampiros a la luz de la medicina (1749) de Próspero Lambertini (que llegaría al papado con el nombre de Benedicto XIV y desde donde siguió luchando contra las falsas creencias) o el Informe médico sobre los vampiros (1755) de Gerard van Swieten, médico y archidiácono de María Teresa de Austria, donde tras criticar el vampirismo y considerar poco frecuente aunque dentro de la normalidad los casos de incorruptibilidad de los muertos, desacreditaba a médicos y comisarios pues en muchas ocasiones y siguiendo sus indicaciones se realizaban sacrilegios, poniendo en entredicho el buen nombre del finado, violando tumbas y ultrajando cadáveres. Pese a todo, obras que nacieron a su sombra y en contra del vampirismo como la Dissertatione sopra i vampiri (1774) del arzobispo de Florencia Guiseppe Davanzati, sólo consiguieron incrementar aún más la creencia en ellos.
El doctor en medicina al servicio de la emperatriz María Teresa I, Gerard Van Swieten (1668-1738), aseguró en unas de sus investigaciones que los vampiros eran reales. Esto lo aseguró en la Convención de Belgrado. Investigó dando a conocer varios casos de cuerpos incorruptos y muertes alrededor del pueblo en donde estaban las tumbas, en Austria. Tuvo que dejar los casos que fue recopilando sobre vampiros por repugnancia y por haberle superado el tema.
Convendría hacer una recapitulación sobre las posibles explicaciones sobre el fenómeno del vampirismo. La medicina ha intentado esclarecer la imagen del vampiro, no del cinematográfico (que ha sido muy desvirtuada y ha ido sumando nuevas características, a cada cual más sorprendente, según la voluntad de los guionistas o directores); sino del vampiro folclórico que inauguró el tema.
Se debería comenzar por una explicación tan simple y, a la vez, tan compleja y verosímil como fueron las epidemias de peste (enfermedad infecciosa producida por la Yersinia pestis, transmitida por las pulgas de las ratas y otros roedores) que convirtieron en endémico al vampirismo. Curiosamente este fenómeno se refleja en obras cinematográficas como el Nosferatu de Murnau o de Herzog.
Durante el siglo XIV, especialmente en Prusia oriental, Silesia y Bohemia, para evitar el contagio, las víctimas de la enfermedad eran enterradas rápidamente sin constatar la muerte clínica. Muchos de ellos sufrieron por ello una larga y atroz agonía, infligiéndose heridas en su intento de escapar de su cárcel de madera. No es de extrañar, por tanto, que al abrir los ataúdes se encontraran al cadáver conservado y con manchas de sangre, lo que a falta de una explicación mejor estimularía la imaginación supersticiosa de las gentes atribuyéndoles una condición de vampiros, y que los ingleses denominaron de una forma más o menos técnica como "cadáver sanguisugus".
A esta creencia ayudaron indudablemente los conceptos desarrollados por el cristianismo que, basados en la idea neoplatónica de la vida después de la muerte, fomentaron la idea de la corrupción del cuerpo y la supervivencia del alma hasta el día del Juicio Final, teniendo la posibilidad de acceder a este estado todos aquellos que murieran arrepentidos de sus pecados y que hubieran recibidos los últimos sacramentos. Con esta fórmula, todos aquellos que no fueran enterrados en tierra consagrada (especialmente los suicidas y los excomulgados) y los que no hubieran recibido la extremaunción, podrían convertirse en espectros corpóreos o vampiros.
Otro dato importante a remarcar fue la creencia en la afectación de los vecinos y familiares allegados al presunto vampiro. Las víctimas del vampiro presentaban una severa palidez acompañada de intensa fatiga, cansancio y respiración entrecortada. Este fenómeno tiene una sencilla explicación si pensamos en una enfermedad clásica, la anemia, un déficit en la cantidad o calidad de los glóbulos rojos de la sangre encargados de transportar el oxígeno a todo el cuerpo.
Aunque casi siempre se atribuía a la pérdida de sangre, lo cierto es que en esa época era frecuente la desnutrición (incrementada en periodos de epidemias), cuando no por ayunos con motivaciones religiosas que tenían el objetivo de purgar los pecados y verse libre del peligro de la peste. También hay quien ha querido ver en los enfermos de carbunco (enfermedad muy contagiosa de los animales producida por el Bacillus anthracis y que puede transmitirse al hombre, capaz de crear gravísimas epidemias) la sintomatología de la persona atacado por los vampiros. Los afectados presentan fiebre alta, sed intensa, convulsiones, afectación respiratoria y alucinaciones que se atribuyen a la falta de oxígeno, por lo que la sensación de asfixia por parte de la víctima podía ser expresada como el estrangulamiento a manos de un vampiro.
Sin embargo, existe una enfermedad infecciosa que lo explicaría mejor, especialmente cuando el auge del vampirismo coincidió con epidemias de este tipo en las regiones balcánicas durante los siglos XVI y XVII, siendo la más importante la ocurrida en Hungría entre 1721 y 1728. Nos referimos a la rabia, enfermedad producida por un virus RNA de la familia rabdoviridae que se transmite de los animales a los humanos. Muchos de los animales que han sido relacionados con los vampiros son portadores habituales de la enfermedad: perros, lobos y, cómo no, murciélagos. Un dato que hace pensar en ello es que un médico anónimo ya defendió en 1733 que el vampirismo era una enfermedad contagiosa de una naturaleza parecida a la que sobreviene tras la mordedura de un perro rabioso.
El hecho de que la mordedura de un vampiro convirtiera a la víctima en otro vampiro quedaría explicado por el método habitual de transmisión de la enfermedad. Además, el largo periodo de incubación (habitualmente entre 1 y 3 meses), la sensación anormal expresada como parestesias o dolor en la zona de mordedura, y la sintomatología inespecífica inicial (fiebre, pérdida de apetito, fatiga, depresión, temor, ansiedad y sueños angustiosos) ayudarían a creer en una progresiva transformación de una persona al estado vampírico.
La rabia puede manifestarse en un bajo porcentaje de casos como "rabia paralítica", aunque lo más frecuente es la llamada "rabia furiosa", con una sintomatología extrapolable a lo que se dice sobre los vampiros. Aquí se desarrolla un cuadro de encefalitis, con una predilección del virus por afectar al sistema límbico (importante en el control de las emociones y la conducta), siendo frecuente la inquietud y agitación creciente que puede llegar hasta la agresividad, insomnio persistente con alteración del ritmo del sueño y modificaciones de la conducta sexual que suele expresarse como hipersexualidad.
Son frecuentes los espasmos musculares que afectan al área facial, faríngea y laríngea, favoreciendo que el paciente emita sonidos roncos y ahogados, y que se produzca una retracción de los labios de forma que asoman los dientes como si fuera un animal. También presentan una exaltación de los reflejos, originando accesos de furor maníaco frente a pequeños estímulos, como son los leves contactos, las corrientes de aire, la luz, los ruidos, ciertos olores o a excitaciones mínimas como ver su imagen reflejada en un espejo; más característica es la reacción frente al agua provocando la hidrofobia, nombre por el cual se conoce también a esta enfermedad, que origina un fuerte espasmo faríngeo que origina intensos dolores al intentar tragar agua o simplemente con su visión (¿sería extrapolable al agua bendita?); igualmente a veces presentan problemas para tragar su propia saliva, por lo que gotea por su boca formando espumarajos. Las pesadillas y las alucinaciones también suelen estar presentes en este tipo de cuadro florido de la rabia

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